Crónica: Alejandra Rosero, un ejemplo de orientación y servicio

Crónica: Alejandra Rosero, un ejemplo de orientación y servicio
Pie de foto: imagen de Alejandra Rosero
A las 3:30 de la mañana, mientras Bogotá aún duerme, Alejandra (poner el apellido) se despierta antes que sus sueños, como si el silencio de la ciudad fuera su único compañero en ese instante. El sonido de su alarma, aunque suave, marca el inicio de un nuevo día que se despliega ante ella con la promesa de ser especial.
Sabe que cada jornada trae consigo nuevas experiencias y desafíos, pero también nuevas oportunidades de crecer. Desayuna con calma, respirando profundamente, preparándose para lo que vendrá. Luego se baña. Antes de salir, se detiene un momento observando a su hijo, le da un beso en la frente, un gesto lleno de amor y esperanza. Con la mirada fija en el futuro, lo deja por un rato, pero con la certeza de que su sacrificio diario no es solo por ella, sino también por él, por los sueños que ambos construyen juntos.
Con el corazón lleno de determinación y el alma cargada de esperanza, sale hacia su trabajo, sabiendo que cada paso la acerca más a sus metas, a esos sueños que nunca deja de perseguir.
Ella, es orientadora del Punto de Atención de la localidad de Kennedy donde su misión es escuchar, guiar y brindar soluciones efectivas a los usuarios de Capital Salud. Su llegada al PAU es en punto a las 6 de la mañana, incluso antes, saluda a sus compañeros, a los usuarios y prepara su puesto de trabajo para comenzar su labor.
Alejandra es fiel creyente de que el mejor camino para salir adelante logrando sus sueños es con esfuerzo y mucha dedicación, asumiendo que, en este momento de su vida, lo hace apoyando y orientando a los usuarios de Capital Salud EPS.
En su día a día, Alejandra sabe que no todo es fácil. Hay momentos en que las situaciones se vuelven complicadas, desafiantes incluso, pero ella no se rinde. Con pasión, empatía y una dedicación inquebrantable, sigue siendo un faro de esperanza, marcando una diferencia real en la vida de cientos de personas que cruzan su camino.
Su día finaliza, pero Alejandra se marcha a su hogar con una sensación de satisfacción que solo quienes se entregan de corazón a su trabajo pueden comprender. A pesar de las dificultades que pudieron haber surgido, siente la certeza y la convicción de que hizo todo lo que estuvo a su alcance para brindar un servicio eficiente, para hacer que cada persona que cruzó su camino se sintiera escuchada, entendida y bien atendida.
Cada gesto, cada palabra, cada esfuerzo estuvo dirigido a cumplir con su misión, y aunque sabe que siempre hay algo más por hacer, el cansancio no le pesa, pues sabe que el esfuerzo no fue en vano. Mientras se dirige a su hogar, su mente comienza a descansar, pero su corazón late con fuerza, sabiendo que su trabajo tiene un impacto real en la vida de los demás.
#CapitalSaludTeCuida
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