La historia de una nueva oportunidad
En los momentos más oscuros, siempre hay una luz de esperanza
Pie de foto: imágenes de Adriana Gómez, paciente y de Adriana Paredes, profesional de Capital Salud.
A veces, la vida nos pone a prueba de formas que jamás imaginamos. Adriana Paredes es una de esas personas que, frente a la adversidad, encontró la fuerza para seguir adelante. Durante años, luchó contra una enfermedad pulmonar que ponía en riesgo su vida, pero nunca perdió la esperanza. Hoy, su historia es testimonio de valentía, de un sueño hecho realidad gracias a un trasplante de pulmones que recibió en la Fundación Santa Fe, con el apoyo de su EPS, Capital Salud. Un trasplante que no solo le devolvió la salud, sino una nueva oportunidad para vivir plenamente, para abrazar la vida con más fuerza que nunca. Esta es su historia. La historia de una nueva oportunidad.
Ella nunca imaginó que un día su vida daría un giro tan radical. Durante años, luchó contra una enfermedad pulmonar que iba robándole la energía, la vitalidad y, sobre todo, la esperanza. Las fuerzas se agotaban, y con ellas, la posibilidad de un futuro. Fue en ese momento de desesperanza cuando Capital Salud intervino, brindándole un acompañamiento constante, un seguimiento cercano y el apoyo necesario para que no perdiera la fe. Adriana sabía que aún había una posibilidad, aunque nunca fue fácil.
La Fundación Santa Fe fue el lugar donde el destino de Adriana cambió para siempre. Con el apoyo de los médicos y todo el equipo de profesionales, Adriana fue incluida en la lista de espera para un trasplante de pulmones. Un proceso que, aunque incierto, le dio una nueva razón para luchar. Finalmente, llegó la noticia que cambiaría su vida: un par de pulmones disponibles. El trasplante no solo fue un procedimiento médico, fue una segunda oportunidad, una nueva oportunidad para respirar, para vivir.
Hoy, Adriana es una mujer renovada. Gracias a la intervención y el acompañamiento de nuestra EPS y la Fundación Santa Fe, ella disfruta nuevamente de una vida plena, compartiendo momentos con su familia, amigos y retomando actividades que antes parecían imposibles. Lo que parecía un final, se transformó en un nuevo comienzo. La historia de Adriana es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza, y que la vida, a veces, nos sorprende con una segunda oportunidad.